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Mi carta para Bubu,

  • Writer: Malena
    Malena
  • Oct 25
  • 3 min read

Gracias por ser mi bebé 💕🐾


Mi amado Bubu,

Ya va a ser una semana desde que emprendiste tu viaje, y aunque mis brazos ya no pueden abrazarte, siento tu presencia en cada rincón de esta casa. A veces creo escucharte caminar, suspirar o acomodarte en tus camitas. Quisiera ver girar tu cabecita cuando te hablaba, y entonces cierro los ojos y te veo: mi bebé, mi compañero, mi razón para levantarme cada día.


Te encontré —o mejor dicho, tú me encontraste— ese lunes 7 de diciembre de 2015. Lo recuerdo perfecto. Eras tan pequeñito, todo cabezón y con la mirada más bella y tierna que había visto antes. Desde ese primer instante supe que habías llegado para quedarte, para enseñarme lo que significa el amor más puro, la lealtad más dulce y la alegría más sencilla.


Viviste diez años llenos de vida, de ternura, de enseñanzas, de travesuras y de momentos que me hicieron reír incluso en los días más oscuros. Amabas tus paseos por estas, tus calles; tu parque; tus baños al sol; tus siestas; y esos domingos en los que, muy temprano, tu caminar cadencioso rumbo al parque y a la presa, moviendo la cola todo alegre, se convertía en una fiesta. Te volvías loco de felicidad brincando y chapoteando en el agua, sacudiéndote y corriendo como si el mundo fuera tuyo.


Fuiste tan feliz aquí, en tu casa, en la vida que construimos juntos. Tú fuiste mi motivo, mi razón, mi impulso para seguir adelante cuando no encontraba fuerzas. Tú, con tu amor inmenso y tu presencia constante, fuiste quien volvió a unirnos a JP y a mí. Gracias a ti aprendimos a mirarnos con ternura otra vez, a cuidarnos y a sanar juntos, como familia.


Tú nos hiciste familia. Sin saberlo, alcanzaste a ver a tu Abu y a tu Doda unos días antes de partir, y qué dicha que lograron compartir tiempo contigo, llenándote de cariño. Como si el destino hubiera querido regalarte ese encuentro, ese ratito juntos, para que todos pudieran verte y despedirse sin saber que sería la última vez. Y aunque no pudiste ver a tu tío, sé que lo sentías contigo, porque él te amaba profundamente. Todos estábamos contigo, mi bebé precioso, unidos en el mismo sentimiento, abrazándote con el alma mientras tú te ibas rodeado de paz y de amor.


Cuando llegó el momento de dejarte ir, lo entendimos con el corazón hecho pedazos: no te fuiste porque quisieras dejarme, sino porque tu cuerpo ya no podía seguir. Pero tu alma, mi amor, se quedó aquí. Las plantas de la casa lloran tu partida; los pajaritos y las ardillas vienen a buscarte; hasta el gato ha venido todos los días a ver cómo estoy, y me observa desde la barda como diciendo: “Vas a estar bien. Bebé está muy bien, y está aquí contigo.”


El sábado de tu partida, el cielo se llenó de un arcoíris tan hermoso que supe que era para ti. Era la señal de que habías cruzado a un lugar donde ya no hay dolor, solo paz, luz y libertad.

Desde entonces te prendo tus velitas todos los días. Te sigo platicando mis cosas, como solía hacerlo, y a veces te siento tan cerca que me olvido, por un momento, de que ya no estás de este lado. Sé que sigues aquí, acompañándonos, cuidándonos, moviendo el aire con tu energía dulce y amorosa.


Te sigo dando los buenos días, mi vida, y platicándote todo igual que antes. A veces todavía te pregunto: “¿Beibis, qué quieres ver en la tele?” o “¿Qué se te antoja que comamos hoy, bebé?”. Me despierto en la madrugada y te busco con la esperanza de verte ahí, con tu carita toda trompuda asomándose en la puerta de mi cuarto: “¡Apaga tu chingadera esa que no me gusta!”, como cuando querías que apagara la vibración de la cama que tanto te disgustaba. 🌙🐾


Gracias, mi Bubu, por elegirme, por darme diez años de amor incondicional, por enseñarme a ser mamá de un alma tan hermosa y noble como la tuya. Gracias por cada mirada, por cada paso a mi lado, por cada sonrisa, por cada amanecer contigo.


Tu papá y yo seguiremos supervisando todo tu territorio, todos los días, como tú solías hacerlo. Y mientras lo hacemos, honramos tu vida desde el amor: cada rincón, cada arbusto, cada calle nos cuenta una anécdota tuya.


Siempre serás mi bebé.Y aunque el tiempo siga, el amor no cambia: sigue creciendo, como las flores que nacen después de la lluvia, como los arcoíris que aparecen cuando el cielo y el alma lloran.


Te amo, mi bebé.

Por siempre, tu mamá. 🕊️🐾


 
 
 
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