Todo lo que escuchamos es una opinión. Todo lo que vemos es una perspectiva.
- Malena

- Jun 11
- 4 min read
LeĆ esa frase una vez, y se quedó clavada en mi mente como si siempre hubiese estado ahĆ, esperando a ser vista. A veces, una sola idea tiene el poder de un espejo: te muestra lo que creĆas entender, pero bajo una luz distinta.
Desde entonces, esa frase resuena en mĆ cada vez que escucho juicios disfrazados de consejos, cuando alguien observa mi vida desde lejos y decide quĆ© ādeberĆaā estar haciendo, o cuando el mundo parece girar en caos y cada quien grita su propia verdad.

El peso de la mirada ajena
Vivimos en un mundo que suele confundir tener una opinión con tener conocimiento.
Nos enseƱaron a juzgar rƔpido, a tener respuestas, a creer que lo que vemos es tal cual es.
Pero la realidad āla real, la humana, la complejaā rara vez se muestra completa a simple vista.
Mi camino no necesita aprobación
Ćltimamente he sentido que algunas personas creen que deberĆa estar āluchandoā contra mi enfermedad de otra forma. Como si solo hubiera una manera vĆ”lida de transitar este proceso āla suya.
Pero la verdad es que: Yo no me he rendido.
Cuido mi cuerpo cada dĆa. Me alimento bien. ConfĆo en la ciencia. Sigo con mis tratamientos: quimioterapia, IVs semanales, medicamentos, etc⦠si, continĆŗo con lo que, por ahora, estĆ” funcionando para mĆ.
Acepto, sin miedo, lo que venga. Pero tambiĆ©n soy clara en esto: No voy a tomar desparasitantes para perros, ni uƱa de gato, ni curas milagrosas que algunos quieren imponer desde su propio miedo o su necesidad de āsalvarmeā.
Porque esto es lo que mucha gente olvida: Yo elijo cómo vivir mi vida.
Elijo en quĆ© creer, cómo cuidarme, quĆ© me da alegrĆa, y en quĆ© poner mi energĆa.
Y si eso no coincide con las expectativas ajenas, estÔ bien. No necesito su aprobación. Solo necesito mi paz.
Entiendo que muchas veces estas sugerencias vienen desde el cariƱo, desde el deseo genuino de ayudar. Y en verdad, agradezco que piensen en mĆ, que me quieran viva, que deseen lo mejor para mĆ.
Pero este es mi cuerpo, mi historia, y mi decisión.
Y lo que mƔs necesito ahora no es una lista de soluciones, sino respeto.
AcompaƱarme no significa decirme quĆ© hacer, sino estar cerca āaunque sea en silencioā mientras camino el sendero que he elegido para mĆ.
El mundo visto desde lejos
Me pasa lo mismo cuando veo las noticiasāguerras, conflictos, injusticias.
Y no, no voy a opinar sobre lo que no entiendo profundamente. No estoy ahĆ. No tengo todas las piezas.
Pero sà sé algo: cada conflicto tiene tantas versiones como personas lo viven. Y eso no significa que todo sea relativo.
Significa que la verdad nunca es plana. Es compleja, incómoda y profundamente humana.
Nos aferramos a certezas desde la distancia, sin haber sentido el miedo, la pĆ©rdida o el dolor de estar ahĆ. Y en el proceso, perdemos empatĆa. Olvidamos que lo que vemos es solo una parte āuna mirada, un Ć”ngulo, una perspectiva.
Y mientras discutimos entre nosotros, convencidos de tener la razón, lo Ćŗnico realmente claro es esto: a los polĆticos les vales madre. Lo digo otra vez por si hace falta: a los polĆticos les vales madre.
AsĆ que tal vez, cuidarnos entre nosotros deberĆa importarnos mĆ”s que tener razón.
Y si algo he aprendido, es esto: hasta lo mƔs desordenado puede transformarse.
Mi papĆ” solĆa decir: āTodo siempre es mejorable.ā
Claro, lo decĆa con el peso de sus propios traumas (Ā”que no eran pocos!), pero esa frase⦠se quedó conmigo.
Hoy la resignificó. Porque aunque no podamos cambiarlo todo, sà podemos cambiar cómo lo vemos. Y a veces, eso ya lo cambia todo.
La verdad no se impone āse abraza
QuizÔs por eso esta frase me resonó tan fuerte.
Porque me recuerda que detrÔs de cada decisión hay una historia.
Que cada persona que se cruza en nuestro camino carga con un mundo que no vemos.
Y que vivir con conciencia implica reconocer los lĆmites de nuestra propia mirada.
No tengo todas las respuestas. Pero si estoy aprendiendo a vivir con las preguntas.
Y mientras tanto, en ese proceso, elijo rodearme de personas que saben estar sin arreglarme, mirar sin juzgar, y escuchar sin la urgencia de tener razón.
Porque lo que el mundo necesita ahora no es mĆ”s certezaāes mĆ”s empatĆa.
MĆ”s espacios donde podamos decir: āNo lo entiendo, pero aquĆ estoy.ā
Donde podamos mirar con los ojos del otro,
bajarle a nuestro ego un rato,
y entender que la verdadera conexión no nace de convencerāsino de comprender.
Al final, todo lo que escuchamos es una opinión.
Todo lo que vemos es una perspectiva.
Pero lo que sentimosāeso sĆ puede ser un puente. Uno que podrĆamos cruzar juntos.Ā š«¶
Como siempre, gracias por leerme, por estar ahi, por todo el apoyo.
Con todo mi carino,
Malena šæš